sábado, 28 de septiembre de 1991

Miles Davis, un soplo al corazón se lo llevó

Miles Davis murió el 28 de setiembre de 1991, en un hospital de Santa Monica, California.

Nació en un hogar de clase media, en Saint Louis, EE. UU. De muy joven se fue a vivir a Nueva York, embelesado con Charlie Parker. Fue el más grande revolucionario de la historia del jazz. Mujeriego, heroinómano, racista, dueño de un pésimo carácter, fundó las bases del bebop, del cool y del jazz rock, entre otras etapas de la historia del género.
Miles Davis murió después de entregar al público más de cuatro décadas de sonidos desafiantes, maravillosos y novedosos. Miles fue uno de los más grandes innovadores y pioneros del jazz. El toque de su trompeta tenía una inconfundible calidad, como la de una voz conversando, a ratos suave y lenta, a ratos rápida y ronca. Ya fuese balada, be-bop, modal jazz o funk, la música de Miles tocaba sentimientos y emociones profundas. Todos recordamos sus susurrantes, dolorosas baladas, así como sus notas fuertes pero fluidas, danzando con y contra el ritmo. Su música evolucionó a través de los años, pero siempre conservó un lenguaje de búsqueda audaz, casi agresivo, como un reto al convencionalismo, y entró en terrenos musicales desconocidos. Escuchar su música elevaba el pensamiento y el espíritu; y antes de que pudiéramos darnos cuenta, Miles ya iba en búsqueda de algo nuevo.

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