domingo, 22 de noviembre de 1987

Muere Luca Prodan


El músico rockero falleció producto del abuso de drogas y alcohol


Fue un suspiro, apenas cinco años en la escena del rock argentino desde el debut de Sumo en El Palomar en 1982 hasta su muerte la madrugada del 22 de diciembre de 1987 por una cirrosis crónica, pero Luca Prodan marcó para siempre la historia del rock argentino y a 20 años de su muerte su nombre se agiganta. Su rostro se multiplica en miles de remeras y su figura, como un indescifrable signo de todo aquello que expresó alguna vez el rock -una rabiosa actitud antisistema, un perpetuo presente, un modo de exponer el cuerpo siempre al límite y unos pocos acordes para contar un viaje desgarrador o festivo- se transformó en un emblema que resiste el olvido.

El italiano Luca Prodan había nacido en Roma en 1953, y había sido criado en Escocia. Durante su juventud vivió en Londres donde comenzó a hacer música y asistir a los conciertos de Led Zeppelín y Pink Floyd. Para finales de los setenta huyendo de su adicción a la heroína partiría para la Argentina, a sabiendas que este país estaba al margen del circuito de esta droga. Se radicó en las sierras de Córdoba hasta que un día decidió viajar a Buenos Aires.En Hurlingham junto a Germán Daffunchio, Alejandro Sokol y su amiga inglesa Stephanie Nuttal conformarían el primer Sumo. Nuttal volvió al Reino Unido durante la guerra de Malvinas y un tiempo después, el mismo Luca iría a seguir el mismo destino, y cuando todo parecía que no iba a volver más, el cantante calvo, para el 84, estaría de regreso para conformar nuevamente la banda junto a nuevos integrantes como el saxofonista Roberto Petinatto, Superman Troglio, y Ricardo Mollo junto a Diego Arnedo que venían de MAM, una banda de funk rock pesado liderada por Omar Mollo.El estilo de Sumo era toda una revolución. Decía Luca: “Ahora Sumo es medio reggae y medio pesado. En fin: medio raro”. En verdad Sumo nunca fue una banda propiamente de reggae, sino que por concepción fue una verdadera banda de rock con mucha influencia del ritmo jamaiquino. Si bien muchas letras fueron escritas en castellano, gran parte eran en inglés o alternadas. “Mañana en el abasto” es casi un himno que habla de un barrio porteño con un estilo casi tanguero.